Una noche gelida y cultural en Barcelona

El día de hoy a parte de hacer más frío que alicatando un iglú, se ha presentado como una noche cultural algo atípica.
Todo se ha desarrollado después del trabajo en un pequeño teatro; aunque todo hay que decirlo, de teatro tenía poco. Más bien se trataba de una tienda que intentaba aparentar ser una galería de arte, mezclada con un trastero donde se aglutinan varios chinos cosiendo carteras de imitación.
La obra en si fue distraida, no sé si en parte por la representación o por las dos únicas actrices que aparecieron en escena; de las cuales ninguna de ellas tenía menos de 55 años. Aunque no era la edad lo que destacaba de ellas, sino el aspecto de Blondies que tenían rebozadas en farlopa barata.
El contexto de la esperpéntica situación se desarrollo en una sala pequeña con 15 personas como mucho; ¡y cómo no! yo el primero pegado a los dos palés que hacían por escenario.
La cosa se puso algo tensa cuando percibí que las dos rubias de pellejos colgantes iban a tratar de hacer una obra participativa; es decir, querían darle el coñazo a allí los asistentes. Pero al final y gracias a Dios fue una falsa alarma...simplemente se trataba de una degustación de paella que muy alegremente se dispusieron a repartir las anfitrionas en mitad del espectáculo.
Todo ello regado con un vino, que según el amable camarero se denominaba "Superior" ... digo yo que se denominaría así porque lo tenía en la estantería superior de su improvisado bar; ya que a la vez que hacía de bar-man también se dedicaba al juego de luces de la obra...pero no antes de habernos ofrecido una delicada y sabrosa tapa de kikos...para paladares selectos.
En fin...la noche de hoy ha sido curiosa y con un toque surrealista que nada más te las puede ofrecer la ciudad Condal.